Nan Madol

 

En medio del Océano Pacífico, entre el ecuador y el paralelo 11°, se encuentra la antigua ciudad de Nan Madol en la costa oriental de la isla de Pohnpei, de la Micronesia. Su nombre Pohnpei significa “sobre un altar de piedra”.

Considerada una de las mayores maravillas arqueológicas del mundo, es una proeza de la ingeniería; incluso los arqueólogos más expertos están desconcertados por los misterios que atesora.

Nan Madol significa “entre espacios”; y es un archipiélago formado por casi un centenar de islotes artificiales sobre los que se encuentra una gran cantidad de construcciones megalíticas.

Las paredes fueron construidas principalmente con basalto, que es un tipo de roca volcánica. Hay áreas de Pohnpei que tienen depósitos naturales de basalto columnar; en el que la lava volcánica se enfría en forma de pilares verticales. La especial circunstancia es, que estos depósitos se encuentran a kilómetros de distancia.

El peso promedio de cada pieza basáltica es de 5 toneladas, y algunas llegan hasta las 25 y 50 toneladas. La cantera que pudo proveer el material necesario para elevar sus construcciones se encuentra a unos 30 Km. de distancia y, cómo se cortaron y transportaron las enormes losas hasta su ubicación continua siendo un misterio. 

Los isleños no saben quién la construyó, pero si dicen que las piedras de algún modo levitaron y “se movieron como por manos de fantasmas”. Así, los lugareños llaman a Madol; La ciudad de los fantasmas.

No existen registros escritos sobre la historia de las islas y se ha mantenido sólo la tradición oral; la historia de Nan Madol es una mezcla de hechos históricos comprobables y leyendas.

Nadie sabe el origen exacto de las ruinas y las únicas respuestas que se oyen son de tipo legendario. Este fue uno de los obstáculos para aprender más sobre su historia.

Según la leyenda pohnpeiana, Olisihpa y Olosohpa fueron quienes construyeron Nan Madol. Ellos eran unos extranjeros provenientes de la mítica Katau occidental o Kanamwayso, y tenían una apariencia muy distinta a los nativos de la isla.

Ellos llegaron en una gran canoa voladora en busca de un lugar para construir un altar para adorar a Nahnisohn Sahpw, una deidad. Estos hermanos, según se dice, eran magos, sabios constructores que, utilizando conjuros mágicos, hicieron “levitar” los enormes bloques de piedra para traerlos desde el otro extremo de la isla y ubicarlos unos sobre otros en su actual lugar.

La historia de dos hermanos constructores, sabios y con poderes especiales nos remite a la de Nüwa y Fuxi de la cultura china, a la de Quetzalcóatl y Tezcatlipoca de la cultura tolteca, entre otras.

Este modo de hacer levitar la piedra encuentra semejanzas con las leyendas de otras culturas del mundo. Podemos encontrarlas en lugares como Isla de Pascua, Egipto, Stonehenge, etc.

Los pocos arqueólogos que osan estudiar sobre el terreno se enfrentan a la posibilidad de una maldición que se dice que caerá sobre aquellos que violen las tierras.

A principios del siglo XX, los alemanes gobernaban la isla cuando Víctor Berg se atrevió a ignorar la prohibición real. Entró en la tumba sellada y abrió el ataúd de los antiguos gobernantes de la isla. En él encontró restos esqueléticos de gigantes de dos a tres metros de altura.

Esa noche, los espíritus se manifestaron. Una tormenta salvaje surgió con relámpagos inverosímiles. El gobernador Víctor Berg entro en delirio y a la mañana siguiente, el 30 de abril de 1907, el gobernador Berg murió.

Posteriormente la tumba fue excavada nuevamente en 1928 por los japoneses, quienes se dice, encontraron huesos más grandes que los de los ponapeños modernos.

El médico que trabajaba en la isla esa noche no pudo determinar la causa de la muerte pero los nativos estaban seguros de que fue una maldición de los dioses por su flagrante falta de respeto.

Madol se encuentra a medio camino entre las Islas Hawaianas y Filipinas; las tormentas y los grandes tifones tienen aquí su epicentro.

Este tramo es el lugar de nacimiento de los tifones, y donde cobran fuerza. Comienzan a crecer y terminan arrasando las Filipinas.

Joseph Newman, declaró a finales del siglo pasado que “el efecto principal con respecto a los huracanes es electromagnético”. Newman llegó a la conclusión de que la temperatura era de importancia secundaria en la producción de un huracán, y añadió que el electromagnetismo era el factor más importante.

Las leyendas nativas hablan de la existencia de una gran ciudad sumergida en la zona, de la que Nan Madol sólo es la puerta de acceso a la misma. Se trata de la mítica ciudad de Kanimeiso o Kahnihmweiso (“la ciudad de nadie”), donde habitaron los reyes del Sol.

Existen gran cantidad de informes de buceadores que denuncian la presencia en los fondos marinos de Nan Madol, de amplias zonas de construcciones, calles y avenidas cubiertas de conchas y corales, bloques, monolitos y otros indicios de que podrían existir, restos de una civilización en el fondo del Pacífico.

Las ruinas de Nan Madol, situadas en el Océano Pacífico, ocultan, bajo sus aguas, uno de los mayores misterios de nuestro tiempo, una ciudad sumergida cuya antigüedad es muy probable que supere los 15.000 años de antigüedad.

El rápido deshielo de la Antártida hace unos 14.000 años, al final de la última glaciación, fue la causa principal de que el nivel del mar se elevara en el mundo más de 20 metros, conforme aseguran científicos que han estudiado la súbita elevación reflejada para la historia en el perfil fósil de las playas y en los sedimentos oceánicos.

Las leyendas de los nativos de la zona nos dan pistas de cómo se construyó la ciudad de Nan Madol y para qué. Esta es una prueba más que demuestra que en el pasado hubo una civilización más avanzada que la nuestra.

Algunas expediciones australianas, americanas y japonesas hablan de enormes columnas verticales encontradas en frente de Nan Madol a unos 9 metros de profundidad, de estilo totalmente diferente a las horizontales de basalto de la isla.

Me llamó la atención esta historia por su similitud con lo descrito por Platón en su obra “Timeo”, sobre la desaparecida “Atlántida”, isla que sitúa al otro lado de la Tierra, en el estrecho que comunica con el océano Atlántico situado en el lugar conocido como “Las Torres de Hércules” 

Hay algo en todo esto que es irrefutable, las ruinas submarinas están ahí, con los adelantos tecnológicos que se tiene hoy, se pueden ver, tocar y analizar, alguien las construyó. Se datan de alrededor de hace 15.000 años.

Para comprender la magnitud del hallazgo, hay que recordar que la civilización sumeria, la primera de la que se tiene constancia, surgió en torno al 3.500 a.c, justo después del hallazgo de la agricultura o la rueda.

Estas consideraciones, al menos nos hacen dudar de todo lo aprendido sobre nuestros orígenes.

Ver “Platon”